domingo, 22 de julio de 2012

VIDA SOBRENATURAL

281. El silencio es como el portero de la vida interior.


Dios nos habla como un padre a su hijo, lo comprende y lo apoya, pero también reprende. Como un padre nos habla a nosotros en soledad, cuando nadie escucha y nos da toda su confidencia. Es por ello que debemos de buscar tiempo para poder estar solos con Él.

Buscarlo en el silencio de tu cuarto cerrado, en el sagrario, en lo secreto. Ahí es donde nos espera para poder darnos sus palabras de aliento, para solucionar los problemas, para hablarnos íntimamente. Nos espera en todo momento, no tardemos mucho tiempo en llegar a su morada, en aquellos silencios entre tú y Él.

Nos habla en todo momento, sólo tenemos que confiar. Cerrar los ojos y sentir sus brazos, los cuales nos cubren de todo la maldad. Tengamos esos momentos de intimidad y soledad junto al Señor, que en cualquier momento esta ahí para poder hablarnos como un amigo.

Alex Arriaga

martes, 10 de julio de 2012

PRESENCIA DE DIOS

267. Es preciso convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo. –Vivimos como si el Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas, y no consideramos que también está siempre a nuestro lado.
Y está como un Padre amoroso –a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos-, ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo… y perdonando.
¡Cuántas veces hemos hecho desarrugar el ceño de nuestros padres diciéndoles, después de una travesura: ¡ya no lo haré más! —Quizá aquel mismo día volvimos a caer de nuevo... Y nuestro padre, con fingida dureza en la voz, la cara seria, nos reprende..., a la par que se enternece su corazón, conocedor de nuestra flaqueza, pensando: pobre chico, ¡qué esfuerzos hace para portarse bien!
Preciso es que nos empapemos, que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor que está junto a nosotros y en los cielos.


Es bueno el saberse hijos plenos de Dios y que siempre esta ahí para poder protegernos en todo momento. Nunca nos abandona y aunque parece que a veces hace falta, nuestra fe, tan poca, nos hace perdernos en el abandono. Y es ahí, inclusive, cuando más nos acompaña nuestro Padre, para tenernos en sus brazos y protegernos de todo mal. Hay que sabernos protegidos por Él y por su presencia en cada parte de nuestra vida.

Ese amor que tienen las madres por sus hijos es muy poco comparado con el amor que nos tiene envuelto Dios mismo. En cada rato de oración, en cada mala pasada, es nuestro Padre el que nos ayuda, inspira y nos bendice, a pesar de todos los errores que podamos cometer ante las tentaciones del mal.

Un padre sabe perdonar y entender a sus hijos, así Dios lo hace con nosotros. Debemos de estar seguros que Él siempre esta con nosotros y nos espera para cobijarnos en sus manos. Sólo debemos de hacer un esfuerzo cada día por mejorar y por tener presente su amor filial que entiende y se entristece con nuestras caídas.

Alex Arriaga

jueves, 5 de julio de 2012

ESCRÚPULOS

260. Tristeza, apabullamiento. No me extraña: es la nube de polvo que levantó tu caída. Pero, ¡basta!: ¿acaso el viento de la gracia no llevó lejos esa nube?
Después, tu tristeza –si no la rechazas- bien podría ser la envoltura de tu soberbia. -¿Es que te creías perfecto e impecable?



Siempre al caer en cualquier tentación habrá una nube de polvo que se levante y nos haga estar tristes y apabullados. Seamos consientes de que todos han caído y, de la mano del Señor, todos han salido adelante. Pues la gracia con su potente viento nos ha librado de aquella nube que nos ha pesado en aquél instante.

Que la tristeza no duré más allá de tu gracia que es más fuerte que todo lo que nos tienta el demonio. Seamos fuertes y pacientes ante aquella penitencia que nos une a Dios y nos fortalece para levantarnos después de cada caída. Alegrémonos por que nunca nos dejará en el olvido y siempre nos perdonará.

Busquemos humildemente al Señor en la gracia, pues sólo con ella podemos vencer la tristeza y toda caída. Seamos consientes de nuestra imperfección y tratemos al Señor para que nos fortalezca en nuestra lucha de cada día.