domingo, 21 de noviembre de 2010

PERSEVERANCIA

983. Comenzar es de todos; perseverar, de santos.
Que tu perseverancia no sea consecuencia ciega del primer impulso, obra de la inercia: que sea una perseverancia reflexiva.



No hay persona que no inicie una actividad por gusto o porque lo tiene que hacer. Todos lo hemos hecho y muchos lo seguirán haciendo. Pero la mayoría deserta a mitad del camino, cuando las cosas se ponen difíciles y cuando parece imposible seguir.

Sólo el perseverante puede seguir después de todas estas situaciones adversas de su camino a la meta. Empecemos a ser consecuencia del impulso que nos llevo a iniciar algo y recordarlo cuando estemos en la situación difícil. No hay que rendirnos cuando más nos cuesta, pues es lo que más nos ayudará como en lo espiritual, en lo que Dios es el único que ve.

Aprendamos a seguir aunque todo sea adverso, seamos como santos que jamás se rindieron aunque parecía que todo saldría mal. Ellos fueron testimonio de que nosotros también podemos hacerlo, sigámoslos.

Alex Arriaga

domingo, 14 de noviembre de 2010

EL APOSTOLADO

960. Así como el clamor del océano se compone del ruido de cada una de las olas, así la santidad de vuestro apostolado se compone de las virtudes personales de cada uno de vosotros.


Nuestro apostolado no es nada sin saberse de las virtudes que tenemos para poder hacer grandes cosas. No podemos vivir una vida en la cual sólo tengamos una virtud, pues sería un mar que sólo pudiera crear una pequeña ola y no ruja.

Vivamos comprometidos a fomentar nuestras virtudes y compartirlas en el mundo, tanto también esforzándonos por adquirir esas virtudes que no tenemos o no hemos forjado tan fuerte como algunas otras.

Seamos apóstoles de virtud y enseñanza para los demás, nunca hay que rendirnos al querer dar más por cada virtud reprimiendo esos vicios tan malos que nos entierran para opacar nuestra luz.

Alex Arriaga

lunes, 1 de noviembre de 2010

EL APÓSTOL

929. ¿La Cruz sobre tu pecho?... –Bien. Pero… la Cruz sobre tus hombros, la Cruz en tu carne, la Cruz en tu inteligencia. –Así vivirás por Cristo, con Cristo y en Cristo: solamente así serás apóstol.


Para ser apóstol no te puedes conformar con vivir por Cristo. Hay que vivir con Él y en Él, pues es una cualidad del mismo. Esforzarte cargando tu propia Cruz. Cuando no puedas más cargarla en tu pecho, también en tus hombros, en tu vida y en todo lo que te rodee.

Somos capaces de dar la vida por Cristo como Él la dio por nosotros, así que empecemos una vida de apóstol llevando nuestra propia Cruz en nuestra vida entera, desviviéndonos por la misma y tratando de parecernos lo más posible a Cristo.

Recuerda que Cristo cayó tres veces antes de terminar el camino al calvario. Nosotros no podemos darnos por vencidos en nuestra primera caída.

Alex Arriaga