lunes, 29 de marzo de 2010

HUMILDAD

589. Cuando percibas los aplausos del triunfo, que suenen también en tus oídos las risas que provocaste con tus fracasos.


Todos los logros que tenemos en la vida son producto de muchos fracasos previos. Somos el resultado de muchas risas y muchos goces. No hay que vanagloriarnos de todo lo que conseguimos, siempre hay que pensar en dar más sin esperar ningún premio. Si podemos evitar el premio y darlo todo por Dios estaría mejor, que al final será el que más nos recompense por nuestro escondite del éxito.

No esperes tener lo mejor en el mundo, el que gane mucho en vida se le quitara en la muerte, y el que menos reciba se le otorgara todo en el reino de los cielos. Dios ve más de lo que las personas, que tu esfuerzo sea en lo oscuro y no a la luz de todos. Que tu sufrimiento sea interior y no lo vean todo el público.

Sólo así recibiremos más de lo que imaginemos en vida cuando estemos a lado de nuestro Señor Jesucristo. No busquemos la gloria en la tierra sino al final viviendo con humildad nuestra vida para recibir todo al final de los tiempos.

Alex Arriaga

jueves, 25 de marzo de 2010

FE

575. Algunos pasan por la vida como por un túnel, y no se explican el esplendor y la seguridad y el calor del sol de la fe.


No hay que cerrarnos nunca a la vida como si fuera sólo una pequeña situación donde podamos caminar y no ir para ningún lugar más. Con la fe podemos llegar a muchos lugares más aparte de donde estamos ahora. Si vemos hacia donde podemos llegar y creemos en Cristo rey, dejándole todo nuestro corazón en sus manos podremos llegar a lo inimaginable.

Si te quedas en aquel túnel donde sólo hay una entrada y una salida no encontraras la luz que viene de lo más alto. Si tienes fe todo el mundo se abrirá a ti y podrás llegar más lejos de lo que jamás pudieron los hombres.

Alex Arriaga

lunes, 15 de marzo de 2010

DEVOCIONES

551. Huyamos de la “rutina” como del mismo demonio. –El gran medio para no caer en ese abismo, sepulcro de la verdadera piedad, es la continua presencia de Dios.


No podemos vivir haciendo lo mismo todo el tiempo, cometiendo el pecado de la inmunda intrascendencia. Debemos vivir como algo que va en busca de lo mayor, algo que busca no seguir en lo mismo por tanto tiempo.

Viviendo la presencia de Dios es un continuo movimiento hacia lo más grande que existe. No podemos caer en lo mismo por gracia de Dios. Él nos llevará a ser mejores y tener la gracia correspondiente para salir adelante y tener la dolorosa pasión en nuestra alma.

La pasión la vivimos no acostumbrándonos al dolor, sino viviendo el mismo cada vez más fuerte y sincero.

Alex Arriaga

miércoles, 10 de marzo de 2010

COMUNIÓN DE LOS SANTOS

544. Comunión de los Santos. -¿Cómo te lo diría? -¿Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo? Pues así viene a ser la Comunión de los Santos para el alma.


Sí el cuerpo no tiene la suficiente sangre para sobrevivir, necesita de manera inmediata la transfusión. Si no se recibe el cuerpo dejara de oxigenarse y perder la fuerza que necesita para poder realizar cualquier actividad y morirá si hace esfuerzos prolongados o de cualquier índole.

La comunión es la transfusión de sangre pero para el alma. Es la fuerza que se le da para poder seguir realizando las actividades espirituales sin morir y poder realizar los esfuerzos necesarios para poder llegar al cielo.

Vivamos siempre recibiendo la comunión como si fuera la más necesaria para poder vivir dentro de Jesús.

Alex Arriaga

martes, 9 de marzo de 2010

SANTA MISA

528. Una característica muy importante del varón apostólico es amar la Misa.


En la Misa nos reunimos para celebrar recordando y viviendo la Última Cena y el sacrificio de Jesús en la cruz. Nada más que eso nos lleva a ser personas que puedan vivir algo que marco nuestra religión por siempre. Momentos en los que Jesucristo nos liberó y abrir las puertas del cielo.

Falta sólo tener el valor de ser de la misma. No podemos vivir la Misa si no la amamos, pero antes de esto, tenemos que entenderla y comprenderla para poder hacerlo. El varón apostólico tiene que entender cada parte de la Misa para poder comprender lo que se siente poder amar lo que repetimos cada domingo y más en cada día.

Al presenciar este gran evento que repetimos sin cesar, tenemos que saber qué es lo que estamos presenciando. Por ello los apóstoles tenemos que saber todo de ella y vivirla como si fuera la realidad de nosotros mismos. Todo porque no podemos amar lo desconocido.

Alex Arriaga