Tantas
veces que nos enojamos por aquella persona que nos ha hecho algún mal o nos ha
herido por cualquier trecho. Nosotros, muchas veces, no somos capaces de
perdonar aquello en lo que nos han ofendido. Tal vez por aquel rencor a que no recibirán
su merecido y los perdonaremos hasta que lo hayan hecho.
Pero, tú has actuado de más maneras y ofendido a Dios de otras tantas que Él ni siquiera se ha inmutado. Te ha perdonado a pesar de cada acto que has hecho en su contra y has herido en su más profundo ser. Es momento de entender que nosotros debemos otorgar a los demás ese amor que Dios nos ofrece a pesar de nuestros actos que continuamente son erróneos y cometemos en su contra para después pedirle perdón, esperando que en su omnipotencia y su bondad, nos lo conceda.
Por eso, no seamos críticos con aquellos que nos han ofendido o nos han hecho algún mal, pues en medida que nosotros los perdonemos, Dios mismo nos lo gratificará de la misma manera. Con su inmensa bondad será el perdón otorgado el que estemos dispuestos a dar a los demás.
Alex Arriaga