jueves, 24 de septiembre de 2009

PENITENCIA

208. Bendito sea el dolor. –Amado sea el dolor. Santificado sea el dolor… ¡Glorificado sea el dolor!


La única manera en que se puede llegar a perdonar algún pecado es a partir del dolor que ofrece la penitencia impuesta por Dios para nosotros. No te concentres en bendecir las cosas a con tu palabra, el dolor es el único que puede hacerlo de manera activa, solo con fe.

No le des al Señor lo que no te dio, Él mismo se entrego con todo el mayor dolor de la cruz para que nuestros pecados nos fueran perdonados, ofrece tu dolor para pedir perdón de lo que cometiste, es lo mínimo aceptado. Sigue adelante aunque te duela, esto santificara tu camino para que llegues al cielo directamente. No desperdicies las oportunidades que Jesús te ofrece para confesar tus pecados y encomendarte una penitencia, son oportunidades para glorificar tu sendero.

Amar al prójimo solo se puede a partir del dolor, no demuestres tu amor de manera insignificante y sin esfuerzo. Bendición, amor, santificación y gloria: solo se llegarán a estas cuatro magnificencias con el dolor que se le ofrezca a Dios en nuestra penitencia.

Alex Arriaga

domingo, 13 de septiembre de 2009

MORTIFICACIÓN

172. Si no eres mortificado nunca serás alma de oración.


La oración es una herramienta gloriosa para poder tener un vínculo más cercano con Dios, nunca debe ser producto de juego, pues al darnos esta gran oportunidad sería como tirar un vaso de agua que se nos regala en medio del desierto.

Para poder orar correctamente, para que sea mejor y válida por el Señor, debe de haber mortificación. No solo por intentar platicar con Él será de la manera correcta, correspóndele como lo hace siempre contigo. Nunca nos deja de escuchar, ni de ver, ni de sentir. Tanto tiempo que nos dedica y nosotros no podemos siquiera dolernos un poco para ofrecerlo.

También envío a su hijo para sacrificarse por todos nosotros, se quedo con nosotros en el pan para que siempre podamos abrir nuestro corazón a su vida y nos salva de todo como lo hizo en la cruz. ¿Y con todo esto no nos podemos mortificar un poco y ofrecerlo? Creo que es un poco egoísta de nuestra parte pensar que no podemos ofrecer un poco de nuestra aflicción al que más nos ama y más nos ha dado.

Alex Arriaga

domingo, 6 de septiembre de 2009

CORAZÓN

146. Me das la impresión de que llevas el corazón en la mono, como ofreciendo una mercancía: ¿quién lo quiere? –Si no apetece a ninguna criatura, vendrás a entregarlo a Dios.
¿Crees que han hecho así los santos?



No creas que sólo los hombres que ven todo lo que haces son los que te venerarán en la eternidad. Sólo Dios es el que te dará la vida gloriosa al final y para la interminable. Vive dándole el corazón, que es de Él, a su dueño. Lo único que lograrás ofreciendo tu corazón a las personas será el desprecio de lo que no es de ellas, pues ellas tienen el suyo, y te alejaras de Dios mismo.

Entrega todo tu corazón a Dios, con ello serás tú el que brinde paz y seguridad a las personas, no necesitas ofrecerles tu corazón, pues al dárselo a Dios, lo elevas para glorificarlo y amar a los demás.

Ve más allá de tu inseguridad, dale solo una respuesta a Dios de un sí, a la entrega de tu corazón. No seas miedoso, no busques quien quiere tu corazón, porque ya sabes a quién es al que le pertenece y tienes que entregar.

Se santo de corazón, solo por eso llegaras a dar todo el amor al mundo por Dios mismo, Él te ayudará por ver tu humildad al ofrecerle tu corazón. Ningún santo estuvo ofreciendo su corazón para ver quien lo aceptaba, simplemente lo entregaron entero a Dios, para que así hiciese Él magnificencias en el mundo a través de ellos.

Deja de buscar a quien dar tu corazón, ahí está a quien, no lo pienses.

Alex Arriaga